La factura electrónica es un proyecto global, donde según la cultura tributaria de cada una de las regiones o países donde se implementa, varían sus elementos, aún cuando los beneficios básicamente son los mismos.
Por parte de la administración tributaria es mejorar el control tributario, lo que se traduce en más recaudación. Por parte del contribuyente, automatizar un elemento más de su cadena de abastecimiento, solo que en este caso es el proceso de facturación su objetivo.
A nivel mundial, América Latina es reconocida como una de las regiones en las que la facturación electrónica está más consolidada Esto radica en que el modelo tributario latinoamericano se ha basado en la desconfianza en el contribuyente por la cultura de evasión. Por lo cual siempre se han establecido mecanismos de control, antes como procesos manuales y facturas en papel, y ahora con la facturación electrónica.
Ya han pasado más de 10 años, desde que Chile inició un modelo “rígido y estricto” que es como los europeos catalogan a los modelos latinos de facturación electrónica, seguido posteriormente por México y Brasil. A partir de ahí se han ido sumando Argentina, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Perú, Uruguay y Ecuador. A la fecha, la obligatoriedad que hay en Brasil y México, y la estructura y tradición del modelo chileno, hacen que estos sigan siendo los referentes a nivel mundial. Sí, Chile es referente y hace unos días, se dio un nuevo impulso cuando la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley sobre factura electrónica, despachándola al Senado.
Desde el punto de vista de la administración tributaria, objetivo cumplido. Desde el punto de vista del contribuyente, en estos tres países se está viviendo la era de la factura electrónica en papel. Esto ya que las empresas planificaron sus proyectos de facturación electrónica basados en el requerimiento tributario, sin analizar la gran oportunidad que se les estaba presentando para optimizar verdaderamente sus procesos internos.
Pensemos estar trabajando en nuestra oficina con la herramienta de correo electrónico que utilizamos y luego de darle “Enviar” al correo, le diéramos “Imprimir” e inmediatamente lo metiéramos en un sobre, lo mandamos al cliente con nuestro mensajero y guardamos una copia en un “Folder”. Pero esa no es la idea. El principal objetivo de los proyectos de facturación electrónica de las empresas es conseguir un software que cumpla con el proceso completo, que planifique la evolución de los procesos de facturación y la optimización de los departamentos de proveedores, ventas, finanzas, logística y gerencial.
Actualmente, existen redes sociales empresariales basadas en la facturación electrónica donde éstas, se vuelven un punto de conexión entre clientes y proveedores, sin costo alguno. Se potencia la recaudación, los pagos electrónicos, factoring electrónico, intercambio de órdenes de compra, generación automática de catálogos de productos, e inclusive, tienen la posibilidad de que terceros les desarrollen soluciones de valor agregado. Y a lo anterior se suma el acceso desde cualquier plataforma móvil ya que son redes 100% desarrolladas en la nube.
Esto se está derivando en ecosistemas de negocios con millones de empresas conectadas utilizando como boleto de entrada la facturación electrónica y por primera vez en la historia, aprovechando verdaderamente los beneficios de la misma. Esto quiere decir, que los contribuyentes están empezando a capitalizar los beneficios de un proyecto impulsado por la administración tributaria, y esto no pasa todos los días pues son pocos los que tienen tantos beneficios para los dos actores.